De cuando creía que era inmortal.

A Elizabeth (¡Magaza!)

Era muy tarde,

la noche eterna se grababa en mi memoría,

conscideraba yo los pasos ajenos

que un -tal- habia dejado

en la lejania de su presencia.

Buscaba los rayos de sol

que hacia horas se extinguian

en grandes bocanadas de nubes negras.

Y recorde que nada me daba valor,

que nada me hacia llorar,

que nada me hacia vivir

y hacia mucho que nadie me hacia amar.

Recorde pues, ahi oliendo

el pasto, consumiendome el aire que sobraba,

que yo hace mucho habia

sido inmortal,

que cruzaba los terrenos del amor

con un traje protector,

que la lluvia que conocia mi rostro

no era otra que la que el cielo

lloraba,

que nada era eterno más que mi idea

de despertar, sabia que lo haría.

Entonces abri los ojos, seguia en el pasto,

conseguia dormir por los estragos

de una edad que me alcanzaba,

que se empezaba a consumir entre mi piel

dejando tatuajes.

Entonces recorde que habia perdido mi inmortalidad,

que ahorraba mis amores

para cuando los años me ganaran la partida

de ajedrez,

que ya no lloraba porque mis gotas

eran preciadas.

Recorde que yo moriré.