viernes, 23 de octubre de 2009

La narración del testigo
Quince días sin saber nada de -pe- ni una llamada, ni una señal de que sigue vivo, no sé si lo alcanzaron o si solo han sido alucinaciones mías, pero aún recuerdo el miedo que teniamos cuando escuchamos las sirenas, cuando los policias recorrian todo el parque buscando indicios de que estubieramos en ese lugar, que noche tan más estrellada y era arruinada por los policias, por los gritos de la gente, por los llantos que a lo lejos se seguian escuchando.
Pe era muy atento conmigo, siempre consiguio lugares para que pudieramos dormir seguros, conseguia los periodicos que algunos dejaban tirados para que los ocuparamos como cobijas, conseguia (de vez en cuando) pedazos de pan que tiraban al basurero, cervezas sin terminar, que buenos días eran esos.
Conseguimos lo que buscabamos, necesitabamos saber si los padres de pe seguian vivos, si ellos maltrataban del mismo modo a sus hermanos, necesitabamos saber.
Hoy como en un refugio, consigo salir a la calle cuando nos llevan de visita a algunos cuartos grandes que llaman museos, quince días y no sé si esa herida que el padre de -pe- le hizo con el cuchillo le haya dolido tanto, quince días y no viene por mí. Talvez no debi dejarlo ahí, no debi hacer caso a su orden, no debi correr.

1 comentario:

  1. interesante...
    aunque aún no imagino eso de "cervezas sin terminar", jajaja

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