domingo, 25 de octubre de 2009

Tú no eres de nadie,
ni del aire que refresca tu rostro,
ni del rayo de sol que toca tu piel,
no eres de nadie,

ni de mí.

Aunque te llore en las tardes
de lluvia,
o te anhele entre los pastos verdes
en los que reposo la idea de verte.

No eres de nadie,
porque ya no existes,
no estas entre las noches
de sabanas húmedas.

No llegas en las tardes
en que te espero sentada
con el tiempo en la mano,
no vez amor que te sigo esperando.

No eres de nadie,
porque no eres mío,
porque te alejas y me olvidas,
no eres de nadie porque no quieres serlo.

Aunque esta libertad tan tuya
me hace quererte,
desearte entre la idea
de nunca tenerte.

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